“Recordis” (2010).
(Obra expuesta
en Primer Concurso de creación en cobre Minera los Pelambres)
El trabajo trata los procesos de la memoria a partir de un objeto que
funciona como referente autobiográfico. Consiste
en la reproducción de una pequeña caja de metal que me fue regalada a los 8
años por mi madre.
Una capacidad del ser humano es la acción de recordar, que es más que
traer algo a la memoria o la asociación de ideas. El análisis etimológico de la
palabra “recordar” nos señala que proviene del latín recordari, formado de re
(de nuevo) y cordis (corazón), por lo
tanto significaría “volver a pasar por el corazón”.
Los recuerdos tienen una connotación
emocional, al traer una imagen del pasado al presente revivimos sensaciones y
sentimientos asociadas a esa imagen, como si nuevamente se vivieran. Los
recuerdos de la infancia permanecen en nuestra mente, tanto los positivos como
los negativos, a veces basta un pequeño estimulo para que las imágenes se hagan
presentes con toda su carga emotiva. Los recuerdos siempre se han relacionado
con la memoria, los estudios que existen sobre éstos provienen principalmente
de tres áreas; la filosofía, la psicología y la neurociencia.
En
la Antigüedad ,
Aristóteles es uno de los primeros en describir el funcionamiento de la
memoria, señalando que “es cosa de lo ya ocurrido". Esto implica que “la memoria no es ni una sensación ni un
juicio, sino un estado o afección de uno de los dos cuando ha pasado el
tiempo"[1]. Es como si los sentidos dejaran una
impronta en el alma y la memoria se encargara de evocarlos una vez pasada la
sensación. Si con la memoria se contempla el pasado, con la reminiscencia,
piensa Aristóteles, ocurre una asociación de ideas donde “los procesos se siguen unos a otros por la costumbre en un orden
determinado y, por lo tanto, cuando se quiere rememorar, se hará de esta forma:
se buscará un punto de partida del proceso, tras el cual estará el que uno
busca".[2]
A fines del siglo XIX, Freud señala
que el inconsciente es una región de la mente que contiene los deseos, los
recuerdos, los temores, los sentimientos, y las ideas, las cuales quedan
reprimidas dentro del plano de la conciencia, manifestándose a través de su
influencia sobre los procesos conscientes y, de manera más notable, por medio
de fenómenos anómalos como sueños o síntomas neuróticos. En sus estudios sobre
problemas psicológicos y recuerdos infantiles señala que un niño normalmente
desarrollado nos muestra ya a los tres o cuatro años una respetable cantidad de
rendimientos psíquicos muy complicados, tanto en sus comparaciones y
deducciones como en la expresión de sus sentimientos, no existiendo razón
alguna para que estos actos psíquicos, plenamente equivalentes a los
posteriores, hayan de sucumbir a la amnesia.
Actualmente la neurociencia nos aporta
nueva información sobre la mente, la memoria y los recuerdos. Esta ciencia
tiene entre sus objetivos describir la organización y funcionamiento del
sistema nervioso, particularmente del cerebro humano y determinar cómo el
cerebro se formó en la evolución y cómo se "construye" durante el
desarrollo infantil. El estudio
científico de los mecanismos biológicos de la cognición, están enfocados en los
sustratos neurales de los procesos mentales y sus manifestaciones conductuales.
[1] Suárez, Javier. La memoria - un acercamiento
entre Aristóteles y la neurociencia, [en línea]. Disponible en la Web: http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?pid=S0123-417X2006000200001&script=sci_arttext
[2] Ibíd.
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